miércoles, 21 de marzo de 2012

CUARESMA: TIEMPO DE PREPARACION

Cuando escuchamos hablar de la Cuaresma en seguida lo relacionamos con el tiempo previo a la Semana Santa. Pero no desarrollamos mucho más este concepto.

Oficialmente, la Cuaresma comienza el miércoles de ceniza y termina justo antes del jueves santo. La duración de cuarenta días proviene de varias referencias bíblicas y simboliza la prueba de Jesús al vivir durante en el desierto, previo a su ministerio público. También simbolizan los 40 días que duró el diluvio, además de los 40 años de la marcha del pueblo Judío errante por el desierto y los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto. Esta podría ser la sustentación del término Cuaresma, Pero, ¿por qué cuarenta?

Podríamos decir que “40” es un número utilizado para señalar un tiempo de prueba o examen, para poner algo o alguien en evidencia ya sea buena o mala. Si se pasa la prueba durante ese periodo se muestra una evidencia positiva.

Es un tiempo, un espacio que necesitamos para la reflexión y posteriormente responder al llamado. Casi fue ayer cuando nos abrazamos deseándonos un “feliz año nuevo”. Ya han pasado dos meses y necesitamos de este tiempo para mirarnos hacia adentro y de proyectarnos hacia fuera; de prepararnos para enfrentar nuestros molinos de viento, tal como lo hiciera el Quijote…

Cuarenta días es un tiempo más que prudencial para prepararnos a fin de emprender un camino que no será fácil. Aquellos que queremos seguir a nuestro Señor Jesús tenemos que tomar nuestra cruz (¿o nuestras cruces) para ir tras El.

Quisiera invitarles a tomar este tiempo para nuestra preparación, que no lo desperdiciemos. En nuestros hogares tenemos quienes se están preparando para poder rendir algún examen en sus estudios. O quizás nos estamos preparando para buscar un nuevo trabajo o para participar de alguna competencia deportiva. Eso significa que estamos dedicándole tiempo a la preparación.

Eso es lo que el Señor nos demanda: tiempo para él, tiempo para prepararnos a compartir de su Palabra y no callar. Prepararnos para no desmayar fácilmente, prepararnos para aceptar el envío que nos hace el Señor. Prepararnos para ser luz en el mundo y sal en la tierra.

Marco Ochoa Jara

Pastor

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