jueves, 20 de mayo de 2010

CUATRO AÑOS...















Cuatro años…


Hay distintas maneras de medir el tiempo de una iglesia: la secuencia de años posteriores a una fecha fundacional, los períodos generacionales o, también, la secuencia de pastores o líderes que asumieron una responsabilidad de conducción y acompañamiento. Según la vida transcurrida por cada uno en nuestra comunidad metodista de Morón, podremos referirnos a fechas, períodos o rostros.


El pasado 30 de abril marcó el cumplimiento del primer período pastoral formal entre nosotros de nuestro hermano Marco Ochoa, junto con el respaldo incondicional de su esposa Lucy. Tanto para el matrimonio pastoral como para nosotros, los miembros y participantes de la iglesia local, la inflexión nos habilita la pausa para reflexionar, analizar y evaluar. Mucho se podría mencionar. Podemos identificar continuidades, incorporaciones, cambios y rupturas. Un hecho de no menor significación tiene que ver con la decisión de dos comunidades diferentes (San Justo y Morón), motivada por razones específicas, de transitar juntas para fundirse en un nuevo cuerpo congregacional. Muchas cosas pasaron. Muchos sentimientos se generaron.

En esta evaluación, no nos idealizamos; ni a nosotros mismos ni a quienes nos antecedieron. Nos conocemos, y conocemos nuestra historia. Tampoco ponemos todas nuestras fichas apostando exclusivamente a lo que vendrá. En la dinámica de un presente en construcción, que se enraíza en el pasado y se proyecta hacia el futuro, estamos nosotros, hombres y mujeres hechos de barro humano, con fortalezas y debilidades. Podemos ponderar virtudes y detallar defectos. Podemos celebrar aciertos y reprochar errores. Pero de ningún modo queremos quedarnos en posturas necias ni soberbias. Agradecemos a Dios por los avances, reconociendo los aportes de cada uno al crecimiento común. A la vez, le pedimos a él que nos ayude a aprender de las experiencias no satisfactorias, a desandar caminos que descubramos que no conducen a donde esperábamos llegar, y a persistir con firmeza en aquello que consideramos que se alinea en el proyecto de Dios para nuestras vidas y comunidad.


“Vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.” Gálatas 5.13


Asumir decisiones libremente exige valentía y también implica afrontar riesgos. Siempre es más fácil la vida pautada, reglada, donde las responsabilidades de decisión recaen sobre otro. ¿Qué tal si nos animamos a liberarnos? La libertad verdadera y beneficiosa es un ejercicio arduo, que requiere disciplina y madurez.


Liberar nuestra visión – Permitámonos ver con la mayor amplitud posible, reconociendo que nuestras miradas serán siempre parciales, pues las hacemos desde el lugar específico en el que estamos parados. Mi hermano y mi hermana, desde otro lugar, tendrán otras visiones, las que no necesariamente contradicen la mía sino que la enriquecen. Impidamos que circunstancias o personas nos pongan anteojeras o nos venden los ojos; miremos con atención, en detalle. Detengámonos a notar lo que Dios está haciendo, lo que hacemos cada uno de nosotros y lo que construimos en comunidad.


Liberar nuestras palabras – Animémonos a hablar, con sentido de prudencia, cuidando el momento y la interpretación de los interlocutores. Seleccionemos cuidadosamente las palabras, de modo que expresen fielmente lo que queremos comunicar, evitando caer en malos entendidos. Aprendamos también que el silencio, usado sabiamente, puede ser más elocuente que la voz. Prestemos atención a los gestos que acompañan nuestro decir, pudiendo reforzarlo, confundirlo o contradecirlo.

Liberar nuestros sentimientos – Dejemos que nuestras emociones positivas fluyan y contagien a otros, estableciendo vínculos de afecto y solidaridad. A la vez, liberemos los sentimientos negativos o destructivos para que se alejen de nuestros corazones y de nuestras relaciones. Quedémonos solamente con aquellas emociones que nos edifiquen y contribuyan a la edificación del otro.

Liberar nuestro actuar – Gocemos de la libertad que Cristo conquistó para nosotros a fin de vivir nuestro propio discipulado de manera plena y esperanzadora. La vida cristiana es un permanente anuncio y celebración de la nueva creación en Cristo. Evitemos que costumbres o burocracias inmovilicen nuestro servicio con alegría.


¡Defendamos nuestra libertad personal! ¡Que ningún desacierto, recuerdo, experiencia, sentimiento ni ninguna otra cosa negativa nos esclavice! Permitámonos seguir siendo transformados en mente, memoria, actitudes y acciones. Brindémonos y otorguemos a nuestros hermanos y hermanas la oportunidad de seguir creciendo y esperando cosas nuevas; capitalizando experiencias pasadas, pero no supeditándonos a ellas.


¿Cuánto tiempo más estaremos en un lugar? ¿Cuánto más seguiremos asumiendo determinados roles en nuestra congregación? Sólo Dios, en cuyas manos están nuestras vidas, lo sabe. Sea lo que fuere lo que nos queda por delante, propongámonos vivirlo con la emoción de la ilusión, las ansias y la libertad recobradas.

Dios nos acompaña en este nuevo inicio, que es también una continuidad.


Fraternalmente,


Ricardo Fantini

Presidente Junta Directiva

Primera Iglesia Metodista de Morón


Grupo de la Pastoral de la Mujer





Las mujeres de nuestra iglesia y de la comunidad se están reuniendo los segundos sábados de cada mes. En esta oportunidad, han compartido momentos de manualidades así como de Reflexión de la Palabra. Agradecemos al Señor por este hermoso espacio dentro de la vida de la iglesia.

miércoles, 19 de mayo de 2010

CULTO UNIDO DE ACCION DE GRACIAS POR EL BICENTENARIO Y LA EXPERIENCIA DE ALDERSGATE

El domingo 30 de Mayo a las 19 hrs. en la Primera Iglesia Metodista de la calle Corrientes al 700, se ha invitado al pueblo metodista a unirse en oración, canto, alabanza y reflexión por estas fechas especiales tanto para nuestro país como para nuestra Iglesia.
En esta oportunidad tendremos la presencia y predicación de nuestro Obispo Frank de Nully Brown. Invitemos a amigos/as, hermanos y hermanas a asistir de este Encuentro.

"Miren que bueno es cuando los hermanos están juntos, se parece al rocio sobre los montes de Sión".

miércoles, 5 de mayo de 2010

RETIRO NACIONAL DE PASTORES

Los/as pastores/as de todas las regiones nos encontramos el 30 de Abril hasta el 2 de Mayo en las instalaciones que la Fundación del Instituto Lowe tiene en la localidad de Gowland.

Fueron momentos de poder orar, intercambiar, cantar, reflexionar, meditar y sobre todo compartir las cargas que generan el tener la responsabilidad de guiar las distintas congregaciones de la Iglesia Metodista a lo largo y ancho de nuestro país.

Sentimos la presencia del Espíritu Santo en medio nuestro, hubo un sentimiento profundo y deseo de aunar esfuerzos acompañando la dirección de la iglesia en esta nueva etapa que se inicia.

Reconocemos que la iglesia es de Cristo, proviniendo de una tradición Wesleyana y que todos y todas tenemos el desafío de ser portadores de la Palabra de Dios, con una actitud profética.

Oramos para que podamos ser una iglesia que sea fiel al mandato del Señor, de ir de dos en dos predicando y bautizando en el nombre de Dios.

Nos tomamos fuertemente de sus manos.









lunes, 3 de mayo de 2010

REUNION DEL EQUIPO DE LA SECRETARIA NACIONAL DE EVANGELIZACION


El 17 y 18 de Abril, se reunió el Equipo de la Secretaria Nacional de Evangelización en las instalaciones del Colegio Ward. Pudieron compartir los avances de las distintas regiones en cuanto a la tarea evangelística. A su vez se planificó para el año en curso, planteándose un énfasis fuertemente evangelístico en nuestras comunidades, entendiendo que ese es el mandato bíblico. Rogamos al Señor su guía en este desafío.

VIENTO DE OTOÑO...

Otoño es la estación de los vientos, temporada de barriletes en el cielo remontados por manos de niños y niñas. Vientos que inflan y alientan a seguir escalando en cielos no tan celestes, de largos y grises atardeceres.

Hubo un tiempo en que esperábamos con ansias el momento de armar el barrilete con el abuelo, el papá, el tío, el hermano mayor… y remontábamos vuelo, como si estuviéramos volando junto con nuestro barrilete; sí, ése de papel muy fino y de muchos colores, con el que nos uniera un gran ovillo de hilo fuerte, que nos permitiera llegar lo más alto posible y que no lo perdiéramos en el intento.

Buscar otros cielos. Buscar nuevas tierras que hoy comenzamos a vislumbrar. Ya no sólo busco el viento que remonte mi barrilete; ahora quiero ser levantado por el soplido que produce el mismo Espíritu Santo. El aliento que hoy necesito para remontar vuelo esta dado por mi Señor Jesús a través del Consolador, del propio Espíritu Santo.

Pero es necesario el otoño en nuestra vida, tiempo en que vemos cómo las hojas de los árboles caen delicadamente. Ese tiempo en que me doy cuenta de que solo no puedo remontar vuelo; tiempo de reflexión, tiempo de meditación. Tiempo en que necesito del impulso de mi hermano, de mi hermana, de mi familia. De mi Dios.

Antes, quizá podría haber alcanzado ese cielo que buscaba ansiosamente mi barrilete. Pero ése era un primer cielo; ahora quiero alcanzar el cielo de la primera promesa: "Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la tierra pasaron" (Apocalipsis 21.1).

Hoy escuchamos hablar del Bicentenario, de recordar el grito de libertad que se gestara el 25 de mayo de 1810. Pero yo no quisiera sólo recordar esa libertad, sino la que en Cristo, nos hace verdaderamente libres. Él es quien rompe cadenas y nos permite ser nuevas criaturas. Él es el verdadero liberador.

Otoño, época de vientos, mes de mayo, época de revoluciones. Otoño y mes de mayo, época de Pentecostés, época del corazón ardiente wesleyano. Soplido del Dios viviente que fecundó su creación.

Marco Ochoa Jara

Pastor